De los papeles...después hablamos

Cojuda vacación en Bolivia

Sunday, September 10, 2006

Haga patria, pitéese un chileno

Dejamos la aridez potosina para trasladarnos al Lago Titicaca. En el estrecho de Tiquina fuimos recibidos por este monolito que representa la amistad chileno-boliviana. "Afírmense rotos que entran los colorados de Bolivia". Algo así es lo que se puede leer a los pies de ambos soldados. Nótese que la tenida militar boliviana le lleva ojota. Los pertrechos chilenos le vuelan la raja ( Y usté les quiere regalar maaar).

Tengo miedo torero.
Fiesta taurina a 20 kilómetros de Copacabana.

La audacia de nuestros corresponsales no tiene límites. Nótese como arriesgan la piel con tal de llevar a usted esta linda instantánea para compartir con la familia.
A espaldas de los muñecos, la Isla del Sol.

Alveale tras sacarse tremenda chucha. La osadía de fotógrafo le costó caro. Doloroso.

Alveale y Castro nuevamente de incógnito, poniendo a prueba su estilo con el fin de ligar con alguna viajera de gustos exóticos. No hubo ningún resultado palpable.

Dejando Potosí

Castro y Alveale de incógnito. La idea era conseguir chicas.


Este no es uno de nuestros corresponsales con su rostro alterado producto de alguna sustancia inhalable pués. No señor. Se trata de todo un símbolo de Potosí, que corona el patio principal de la Casa de Moneda de la ciudad.

Trate usté de quedar piola tomando singani a casi cuatro mil metros de altura. La caña es, por decir lo menos, severa.

Saturday, September 02, 2006

Más fotos de Alveale



Nuestro periodista modelando su saconcito chuquisaqueño adquirido por sólo 80 bolivianos, algo así como 6 lucas. Y creería usté que el chuchesumadre no le trajo un regalito a naiden. Sin duda, creería.

A las espaldas de nuestro siempre intrépido fotógrafo, se puede ver el Cerro rico, también llamado Sumaj Orcko.

Sumaj Orcko, Cerro Rico, Las minas de plata de Potosí


El mito dice que con la plata extraída de las minas de Potosí, se podía construir un puente desde sudamérica hasta europa. Creo que nunca lo hicieron.

Por cerca de cuatro lucas, usté se puede comunicar con su agencia de viajes más cercanas y hacer turismo con la miseria humana. Una suma parecida ganan los mineros diariamente por extraer estaño y un poco de plata que aún se encuentra en algunas vetas al interior del Cerro Rico, emplazado en medio de la ciudad. Sin ninguna seguridad, con constante peligro de derrumbe, a punta de hojas de coca y gaseosas, los mineros se ganan una pulenta silicosis que los hace alcanzar u promedio de vida cercano a los 40 años.

Lo bueno de visitar la mina es que se puede constatar que a la finale no es tan malo ser colaborador de Las Ultimas Noticias y hacerse daño a punta de piscolas.

Parar la olla implica sacar sus huenas toneladas de material a pura tracción humana. Y usté se queja por el lumbago.


El comentario lo hace nuestro osado periodista antes que usté: "Esa cara de saco de hueas es sólo un mal ángulo".
A Dios corresponde todo lo que está de la tierra hacia arriba. Pa abajo están los dominios del cola de flecha, nuestro adorado Satanás, el Master , el Bacán. Convídele su puchito y su hoja de coca y listo, protección asegurada. Qué máscara, qué seguro de vida y hueás raras.

Nuestro audaz corresponsal gráfico celebrando que sobrevivió al mineral . "He estado dentro de minas más brígidas", aseguró en las afueras del Cerro Rico.

Friday, September 01, 2006

La cola del viaje en tren

La ultima parte del viaje en tren. La audacia de nuestro fotógrafo encontró competencia entre los hermanos Calcina, un par de niños bolivianos que no medían riesgos y se subían sin problema al techo del tren, confiando en las promesas de Alveale de sacarlos en el próximo número de la National Geographic.



Qué Circo du Suléi, qué chinos acróbatas ni hueás raras.

Concluyó el largo viaje en tren y llegamos a Uyuni, con el uyuni congelado. No fuimos ná al salar. Alveale: "Qué vamos a gastar plata en ir a mirar sal". Frente a esa vehemencia -y acá no hay ironía- no hay ná que hacer. Partimnos cagando, después de unas pílseners nocturnas y unas salteñas mañaneras, a la ciudad minera de Potosí.

Nótese la simiesca actitud de nuestro osado periodista. Presumiblemente le había bajado el alcohol en la sangre. Peligroso.
"Son unos gallitos de pelea" concluyó este profesor rural boliviano, tras cruzar algunas palabras con nuestros dos corresponsales que, haciendo patria en la zona, defendieron -tal vez por ignorancia*- algunas tesis geopolíticas y genetistas del almirante Merino.

Wednesday, August 30, 2006

Estire su presupuesto, viaje en tren



Vea usted lo que puede hacerle a un tren a una moneda de cien pesos.

Arriba quemando el sol, tuvimos que entrar a paliar las calores. Para ello nuestro compañero -el vino tinto- resultó ideal, ya que nos sobró botellón y medio de la noche que pasamos cagándonos de frío en el tren. En consecuencia, el brebaje estaba fresquecito y de rechupete. Malamente no existe testimonio gráfico, pero en el momento en que nuestro audaz periodista retrató (con cero técnica) a nuestro osado fotógrafo, estábamos shupando a 4 mil metros de altura y con un cara de gallo de la puta madre. Delicioso (No, de verdad delicioso). Viera usted como le fluían con elocuencia las ideas a Castro, que deliraba producto de la mezcla entre alcohol y rayos UV.

Otros que compraron el cuento del trencito. Unas cabras de la católica y una pareja de isralelitas, aparte de nuestro reportero gráfico.


Los israleitas (sí hueón, los judíos) se rajaron con unos conchos de pisco después de que cooperó nuestro vinagre. Dato religioso-genético: como pueden corroborar gracias a la foto, jesucristo efectivamente era judío. Y maría magdalenatenía un atractivo bigote.

Con el desierto como Testigo, nuestro periodista comete la osadía de pedirle a nuestro barbudo israelita que se comunique con Tel Aviv para suspender los bombardeos al Líbano. Como se habrán enterado, las gestiones de Castro no resultaron.

El hablar cantadito de los niños bolivianos

Más aún que los iquiqueños cuando se emborrachan, los niños bolivianos hablan con un tono de voz cantadito y extremadamente dulce, que hace pensar en una mezcla entre un llorado trote andino y una canción de cuna.
Estacionados en el paso Abaroa, donde el tren de Luksic nos tuvo detenidos tres horas, nuestro audaz fotógrafo se embaló sustrayéndoles imágenes a dos niños que hacen del desierto su campo de juegos.


Según Castro, una foto cliché


Alveale, agobiado por el calor y el aburrimiento, muestra serias intenciones de ahorcar la gallina.


¡Ay cholita, que misterios escondes debajo de tus polleras!



Castro, el antipatria

Saturday, August 19, 2006

Amanecer en el desierto. Oiga pero que cosa más linda

Ollagüe, uno de los últimos asentamientos chilenos llegando a Bolivia. Las primeras luces del alba con un frío de la putamadre. En este lugar se tornan más difusos los límites humanos y geográficos entre lo que es Chile y lo que es Bolivia.

Patache matutino en el paso de Avaroa, límite con Bolivia. 8 bolivianos el plato, algo así como 600 pesos chilenos. Guiso con su papita, su carne y su arroz.

Alveale, por Alveale.



Alveale por Castro. Nótese la mala calidad de nuestro periodista como fotógrafo. Oscura la hueá. Y el flaco casi se va cortao con el saltito.

El tren


Cada miércoles cerca de las once de la noche, sale un tren que lleva carga minera y un vagón con pasajeros desde Calama hasta la ciudad de Uyuni, en Bolivia.
El pasaje cuesta 7 lucas, y aunque el tren recorre cerca de 500 kilómetros, se tarda 18 horas en lograr su acometido.
Para quienes no tienen mayor prisa el viaje es un verdadero placer, aunque durante la noche, cáguese de frío piola.



En la foto de arriba podemos ver una versión melancólica de Castro. Incluso podríamos inferir que está pensando. La magia de la fotografía.


Podemos ver también a nuestros osados viajeros cagándose de frío mientras el tren acomoda carga, 10 minutos después de haber avanzado los primeros metros.


Un trabajador de la empresa de Ferrocarriles de Antofagasta a Bolivia -propiedad de nuestro amigo personal, el señor Andrónico Luksic- en plena faena.


Calama, La horrible

Era que no. Minutos antes de tomar el tren que nos llevaría de Calama a Uyuni, nos introdujimos a una turbia schopería en calama, donde abundaba el olor a esforzado zobaco minero y las chelas eran puestas a correr por unas cabras que con harto schop encima se volvían bastante atractivas.

Las horas que pasamos en Calama se hubieran hecho aún más largas y secas de no ser por el entrañable personaje que posa en la foto a lado de su biciclera. Armando Bravo es el nombre de este tigre boliviano que se ganaba la vida limpiando autos en esa ciudad minera, y que con una facilidad admirable se agarraba la zona genital (el paquete) para enfatizar las historias donde abundaban las palabras como "hembras", "huevos" y "chancro", lo que sonaba como un buen augurio para dos cansados viajeros prestos a la aventura.

A Modo de justificación (muy barata pero no por eso menos cierta)...
Fueron muchas las razones por las cuales no pudimos dedicarnos llenar este blog durante nuestro largo viaje por Bolivia y por el Norte Grande de nuestro flaco país.
La principal de todas fue que las fotos tomadas por Alveale eran bastante pesadas, debido al carácter intrínsecamente pulento de su aparato de trabajo (la cámara). A esto se suma que los computadores a los que tuvimos aceso funcionaban a gas, por lo que en una hora de internecs, apenas alcanzábamos a subir dos fotos, siempre y cuando la cefetera no se quedara pegada.
Pero tal vez la razón más importante era que no ibamos a andar perdiendo el tiempo frente a un computador, habiendo tanta cosa por ver, beber y fumar. Así es que, respetables, a continuación una muestra de lo que se puede hacer en Bolivia con una cámara, 300 dólares por persona, dos patas y mucha sed.

Wednesday, July 12, 2006

Funó Van Damme

Faltaron las de Van Damme, pero las de Jackie Chan y Vin Diesel -aparte de un botellón de 120- alivianaron el pesado viaje desde la lluviosa capital hasta la seca (en todo el sentido de la palabra) y turbia ciudad minera de Calama.



A la espera del tren que nos llevará a las alturas de Uyuni, Bolivia, nos hemos dedicado a cambiar dólares, comer 4 platos por $1.600 en la picá de la "Margarita" y porsupuesto, a soportar estoicamente nuestros aromas a ala.